¿Por qué zombis?

En la actualidad, hay mucha afición al tema zombi. Según zizek, se debe a que en el tardo capitalismo es más sencillo imaginar el fin del mundo (el apocalipsis) que el fin del capitalismo.

Es una hipótesis tentadora que no me termina de convencer. Tal vez indagando en las razones de zizek al enunciarla, podría entenderla mejor. Sin embargo, es innegable que crisis apocalipticas ha habido casi sin solución de continuidad durante toda la historia de la humanidad.

Hay algo en el éxito zombi que tiene otra lógica, más allá de la frustración por imaginar alternativas al capitalismo, que tiene que ver con la intrigante no-humanidad de los zombis.

un zombi es como un humano sin serlo

Es como la coca-cola sin cafeina light o el chocolate laxante (algo que también zizek analiza en sus ensayos), ofrecer el veneno y su antídoto, el peligro sin las consecuencias de que algo salga mal. En cierto modo los zombis obedecen a esta lógica, no son humanos, pero son cuerpos humanos. Como el café descafeinado, son otredad sin ser otro.

Lo que caracteriza al zombie es que a) puede contagiarte y b)puedes eliminarlo (debes más bien) sin consecuencias legales

En un mundo donde la realidad debe camuflarse para no ser hiriente, el apocalipsis zombi muestra una alternativa donde las alternativas posibles se reducen a eliminar otredad o transformarse en ella. No es tanto una crisis de civilización, un apocalipsis, sino una reducción al binomio nosotros vs los otros.

un zombi es un enemigo mermado y tonto

Siguiendo la lógica anterior, la del chocolante-laxante, hay que ofrecer al público un enemigo que contenga en sí su propia negación. Un humano no-humano. Pero al tiempo hay que ofrecer ciertas garantías, cierto riesgo controlado: los zombis son estúpidos y torpes. ¿Casualidad?

Es una ventaja para el humano que el zombi no pueda/sepa abrir puertas. Basta con interponer un mecanismo sencillo que deje bajo control el peligro a ser convertido. Es el riesgo sin riesgo. Es el objeto y su negación en un mismo elemento.

Habrá quien proteste porque los zombis son mortales, pero no hay mas que ver la serie sobre zombis de más éxito para comprobar, en pocos capítulos, que los peligros más certeros provienen de los propios humanos, no de los zombis, que caen como moscas.

El secreto del éxito no es mas que lo que viene funcionando desde hace décadas, ofrecer peligro sin peligro: chocolate laxante.

feminismo zombi

El otro día, entre procesión y procesión (era difícil no oirlas por todo el pueblo), tuve la suerte de tropezar (léase con ironía fina) con una película de Elvis, en Hawaii para más señas, y como ya no podía ser más absurda la tarde y estaba algo resacoso (quizás fuera ésto lo que me hizo no cambiar de canal, la pereza) me quedé mirando cómo empezaba la película (cuyo corte no voy a enlazar porque… veréis). Resulta que Elvis llegaba en avión desde Europa (es ya de por sí exótica como para indicar un país concreto), y le va a recibir su novia que, abnegada, lo ha esperado durante los dos años de «mili» obligatoria. En esto que se abren las puertas del avión y aparece Elvis morro contra morro con una de las azafatas. La novia, obviamente, se enfada y protesta, y pasamos a un primer plano de Elvis que deja de besar a la azafata para decir, te dije que se iba a poner celosa. Baja las escalerillas del avión y sale detrás de la novia (que ya había emprendido la huida) diciendo que era todo una broma.

cariño, era sólo una broma

feminismo zombi

Elvis Presley and Joan Blackman

El resto de la película debió de discurrir por derroteros similares, lo desconozco porque me pareció que (por fin) tenía bastante y opté por buscar un libro.

No pude dejar de acordarme de un suceso, un evento que creo que me atrevo a calificar como zombi, que ocurrió con motivo de un tuit (veas tú qué trascendencia) de la guardia civil en el que se pasaron de orujo y metieron la pata hasta el ombligo.

uno de los dos carteles es falso, si no sabes cuál, posiblemente seas machista…


El zombi-cartel muestra el recorrido desde Elvis (cariño, era sólo una broma) en Hawaii hasta hoy. En la actualidad no caben las bromas, bueno sí, pero no de esta clase. Inmediatamente te cae el feminismo zombi encima. Quizás debería decir el feminismo socialdemócrata zombi, porque hay muchas formas de entender el feminismo, pero actualmente el que parece más visible es el que se parece al neomachismo (aka postmachismo, aquellos quienes se autodefinen como no-machistas, pero…) por cómo sacraliza su forma de entender «la igualdad».

Al final parece que todo se reducía a ver quien era más y peor maltratado por el «otro».

Precisamente ésto es lo que nos ha traído el feminismo zombi, la reificación del «otro» (por si no lo tuviéramos ya bastante esencializado y naturalizado). La facción feminista de la social-democracia no se distingue tanto de aquella sección femenina de los reaccionarios detodalavida. Porque parecen igualmente empeñadas (obviamente, en estos temas apenas caben hombres-otro, son sospechosos de machismo agudo) en abrasarnos el cerebro con la distinción que merece ser mujer, ése ser débil que necesita de cuotas paritarias, reconocimiento especial, leyes a su medida, visibilidad, aunque sea visibilidad de una homogeneidad falsa, como si todas las mujeres nacieran tal y no se hicieran, como si ser mujer fuera una suerte de maleficio implacable que debe ser exorcizado por medios formales (leyes discriminatorias y anti-constitucionales).
La facción feminista zombi, la que llama a una ley contra la violencia de Género en lugar de contra la violencia machista (que sería mucho más claro de que va el tema), como forma de imponer su visión de género, en el cual el patriarcado no se extingue jamás porque siempre el género se entenderá en subordinación de uno respecto a otro. Porque el problema no es el género, sino el feminismo (uno de tantos, una forma de entender la igualdad) que lo articula, que lo condensa y lo encorseta y le da forma de ley para que se entienda que hay mujeres, que hay hombres (los malos) y que hay que pervertir la propia igualdad (el invento de la discriminación positiva) para.. ¿qué?
Y claro, llegan los de la guardia civil, a los que les gusta Elvis, estoy seguro, y se lían con los carteles. No porque sean «malos» o machistas, sino porque siguen la lógica institucional de que hay un género y hay una guerra de «sexos» que se debe parar (o fomentar, ya no se sabe).